domingo, 9 de marzo de 2008

Primeras damas de Guatemala y República Dominicana 'ablandaron' a Hugo Chávez

Marzo 9 de 2008

Primeras damas de Guatemala y República Dominicana 'ablandaron' a Hugo Chávez

Sandra Torres y Margarita Zavala, esposas de los presidentes guatemalteco Álvaro Colom y dominicano Leonel Fernández, respectivamente, jugaron un papel discreto pero importante en la Cumbre de Río.

Las dos hicieron un 'trabajo de seducción' al presidente de Venezuela, desde fuera del recinto, cada vez que el mandatario salía a atender llamadas o a tomar café.

Torres y Zavala interceptaron en varias oportunidades a Chávez, durante la sesión, para pedirle calma en sus decisiones. Él, galante, les dijo en una ocasión que la estaba pasando mejor afuera que adentro.

Y es que se habían dicho tantas cosas y tan feas ("criminal", "mafioso", "cachorro del imperio"), que casi nadie apostaba a que de Santo Domingo saldría un final feliz.

Por el contrario, como en el circo romano, los personajes -Uribe, Chávez, Correa y Ortega- eran vistos como modernos gladiadores dispuestos a dejar su sangre en la arena.

¿Acaso no se escribió en los diarios de América y Europa sobre la inminencia de la guerra? Los protagonistas se habían encargado de promocionar el espectáculo.

El encuentro cobró tal interés, que el número de periodistas acreditados para el cubrimiento informativo se multiplicó por tres (casi mil reporteros) en relación con lo usual y cadenas como CNN montaron un dispositivo para su transmisión en directo y pudo convencer a los anunciantes de que sus mensajes serían vistos por millones de ávidos espectadores en todo el continente.

Y así fue. ¡Un espectáculo! De eso dan fe las filas de espectadores apostados frente a los televisores en centros comerciales, corredores de hoteles y aeropuertos, desde Norteamérica hasta Argentina, como si se tratara de la transmisión de una final de fútbol, o lo que en sus tiempos fueron las vueltas a Colombia en bicicleta.

En varias avenidas de esta ciudad caribeña un diario local improvisó unas pequeñas vallas con sus páginas que decían: "Hoy es el día de Uribe, Chávez y Correa".

Una empleada de migración en el aeropuerto local le preguntó a varios reporteros, presa de la emoción: ¿Y sí vienen los tres?

Desde el miércoles en la noche los reporteros acreditados se preguntaban insistentemente: ¿Están confirmados los tres?

A la expectativa se sumaron hechos como la cancelación de las relaciones entre Nicaragua y Colombia apenas la víspera, la maratón aérea de Correa por Perú, Brasil, Venezuela y Panamá, y la escala de la muy glamorosa presidenta argentina Cristina Kirtchener en Caracas, que aumentaron la temperatura en la ya calida Santo Domingo con sus más de 30 grados centígrados.

La situación era tan crítica, que José Miguel Insulza, secretario general de la OEA, caminaba malhumorado y con las manos en el bolsillo por los pasillos del Hotel Embajador, de la capital dominicana, sin esperanza.

Tal vez oprimido por cierta impotencia ante la negativa radical de Uribe de reunirse en privado con Chávez, Correa y Ortega, por separado, llegó a decirles a los reporteros el viernes en la mañana que era un "error" pretender aproximar a los mandatarios en discordia ese día. "Es inoportuno", replicó.

Pero, como muestra de lo que es capaz la persistencia, tres hombres, los presidentes Felipe Calderón (México), Álvaro Colom (Guatemala) y Leonel Fernández (República Dominicana), nunca se cansaron de insistir.

En la mañana del viernes, cuando el enjuto presidente Colom salió de su encuentro con Uribe, a pesar de un nuevo rechazo a hablar con Chávez y Correa en privado, sus palabras estaban cargadas de optimismo. "Tenemos que encontrar un camino de reconciliación", dijo.

Un papel similar cumplió el presidente mexicano, Felipe Calderón, quien habló muchas veces por teléfono con Uribe y Correa, a pesar de la renuencia de ambos.

Y tal vez el principal de todos, Leonel Fernández, un hombre de 54 años, que según muestran todos los sondeos de opinión, será elegido por tercera vez como mandatario de este país, en mayo próximo. Fernández no solo llamó a Uribe, Chávez y Correa, en varias ocasiones, desde la semana pasada, sino que hasta el último minuto fue determinante para tener este epílogo digno de película.

Fue Fernández quien, con delicadeza, intervino para apartar a Uribe y Correa, cuando en plena sesión protagonizaron el más duro roce verbal de la jornada. Después, cuando todavía en el ambiente se percibía un aire hostil, se arriesgó a proponer el saludo y el abrazo de los contendientes, rechazado en primera instancia y de manera tácita por el mandatario ecuatoriano.

Y fue Fernández quien pidió a Uribe que no ignorara la intervención de Chávez (reposada, si se compara con las encendidas sesiones de Aló Presidente), a lo que Uribe accedió.

¿Y qué tal la picada de ojo que las cámaras mostraron al mundo, cuando con un guiño casi suplicante, Fernández invitó a Chávez a sumarse al saludo de hielo que en ese momento se daban Uribe y Correa?

Las armas que no pudo 'desenfundar' Uribe

Las cosas cambiaron tanto durante la prolongada sesión de casi siete horas en la sede de la Cancillería dominicana, que Uribe no pudo siquiera desempacar los cuatro videos que había ordenado preparar como si fuesen armas mortales listas para disparar contra las Farc y sus "patrocinadores" durante la sesión.

Los videos devueltos a Bogotá, tal como fueron empacados, mostraban muchas de las acciones "terroristas" de las Farc y las defensas que Chávez, Correa y Ortega, habían hecho en varias oportunidades de los líderes de esa organización armada ilegal.

Uno de esos videos mostraba a Chávez compungido, encabezando el minuto de silencio en homenaje a la memoria de 'Raúl Reyes', quien para Uribe es uno de los "terroristas más tenebrosos que haya tenido el mundo" y otro recogía los llamados de "hermano" que Ortega le hacía a 'Tirofijo', el jefe de las Farc.

Uribe había calculado que el impacto de estos documentos, mostrados al mundo aprovechando la presencia de casi 300 periodistas, dejaría en evidencia la crueldad de las Farc y la complicidad de los mandatarios vecinos con ese grupo.

Otra cosa que no se dijo públicamente es que Uribe condicionó su intervención en el encuentro al compromiso de Fernández de permitir el acceso de los periodistas al recinto y la transmisión en directo de toda la sesión por televisión. Y, como pudieron constatar los reporteros, cuando se interrumpió la señal, al comienzo de la reunión, Uribe le pidió a Fernández que cumpliera su compromiso.

Al final la exigencia de transmitir la sesión completa por televisión no fue utilizada por Uribe para divulgar los videos que llevaba contra las Farc, pero sí se convirtió en una especie de nuevo tribunal, integrado por los millones de espectadores que siguieron paso a paso el espectáculo de unos mandatarios que se comprometieron ante ellos a no arrastrar a sus países a una guerra que sus pueblos no quieren vivir.

La histórica jornada selló el triunfo de la alta política, la diplomacia y la persuasión, sobre la guerra. Los principales héroes de la jornada, Uribe y Chávez, que representan modelos económicos distintos y tendencias ideológicas contrarias, no obstante sus grandes similitudes en la manera de hacer la política, se alzaron con sus triunfos. El rostro frío de Correa y su confesión de que morirá "indignado" por lo que le han hecho a su país, dejó ver la cara de la derrota.

Y, a diferencia de lo que ocurría en la campiña italiana por allá en el año 500 antes de Cristo, los gladiadores americanos no blandieron sus espadas ni hubo sangre en la arena, sino que sus manos estrecharon y prometieron recorrer juntos el camino de la reconciliación.

Edulfo Peña
Enviado especial de EL TIEMPO
Santo Domingo

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